Así como no hay dos olas iguales, no hay dos miembros de nuestro equipo iguales. Somos un grupo ágil e inspirador de diferentes países como Estados Unidos, México, Venezuela, Argentina y España. Hemos trabajado y tenido éxito profesional con marcas locales y globales en los mercados más diversos de América, Asia y Europa.
CÓMO HACERLO Y CON QUIÉN HACERLO
Somos un equipo de profesionales apasionados, con experiencia y logros locales y globales, al servicio de la sostenibilidad.
NUESTRAS OLAS NO TIENE COSTA
Surfeamos por todo el mundo -con o sin playa cerca-, desde las oficinas de Buenos Aires, Ciudad de México, Miami y Barcelona.
No creemos en los límites y creemos que la conexión es vital. Nuestra fluidez multicultural y tecnológica está unida en una filosofía: el poder de la transformación.
Barcelona
Carrer Josep Torres 6. Baixos 2. Barri de Gracia 08012. Barcelona. Tlf: +34 649 626 457
México
Durango 342, Col Roma Norte, Ciudad de México. Tlf: +52 55 6809 4361
Miami, EEUU
7934 West Dr, Suite 1405. North Bay Village, FL 33141
Argentina
Gorriti 6046 Oficina 206. Palermo, Buenos Aires. Tlf: +54 9 11 5490 4112
TALENTO
NUESTRAS APTITUDES
Somos un equipo de trabajadores que, a través de una experiencia de lo más diversa, concentra su enfoque en la capacidad, el talento y la determinación para convertir cada área de trabajo en una cadena de valor única.
Somos creadores de olas que forman parte de un mismo proyecto con diferentes puntos de vista pero un mismo objetivo: llevar cada marca a una transformación. Por eso y más, nuestro equipo ha tenido el honor de formar parte como jurado en diferentes festivales internacionales.
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TOP 5
DE COMPAÑÍAS QUE MEJOR CONECTAN SOSTENIBILIDAD Y CONSUMIDORES, SEGÚN FORBES.
SOMOS UNA GRAN FAMILIA
Creemos en el poder transformador de las historias en un mundo sobrecargado de información. Creemos en la cultura, las personas y el folclore, pero también creemos en el poder transformador del trending topic, lo último de cada año de SXSW y en los mejores premios digitales y publicitarios del mundo. Por supuesto, también creemos en las juntas en la playa. Creemos en desconectar para conectar. Creemos en encontrar ideas a través de la comunicación, que como el mar, está en constante movimiento. Creemos que venimos de diversos orígenes y culturas pero no creemos que el mundo digital nos une, lo sabemos.
En Old Surfer somos agentes de cambio y no sólo como equipo. También cada uno por separado. ¡Conócenos!
Cambios de paradigmaDesde niño supe que sería publicista. Recuerdo de muy chico ir cantando uno a uno los jingles de las marcas más populares, mientras recorría los pasillos del supermercado con mi madre. Papel de baño, pasta de dientes, yogures, embutidos y hasta toallas femeninas. Un lorito publicitario, orgulloso de tener la habilidad de conocer entre el variado y colorido mundo de los productos y las marcas.
Por el contrario, jamás pensé que esa pasión me llevaría al terreno de la sostenibilidad. O más claramente dicho, que cuando fuera adulto iba a existir un trabajo en marketing en el cual a las personas se le pagara por escatimar los recursos, que, paradójicamente representaba lo contrario al mundo de ostentación y derroche de las marcas de los 80´s.
Y sí, en 40 años ha cambiado mucho nuestra visión sobre lo que es correcto. Dejamos de fumar en los aviones. Dejo de ser sexy tratar a los compañeros de trabajo de forma sexy. Y resulta educado presentarse con tu nombre y tu identidad de género. Pero además entendimos que si hacemos un cálculo entre lo que una persona consume a lo largo de su vida y lo multiplicamos por el tamaño de la población y por la capacidad en el mundo para para generar recursos, simplemente los números no dan.
Y ya sea que tardamos mucho en llegar a esa conclusión, que esa conciencia existía bajo otro nombre y con otra prioridad, o en que la humanidad está finalmente pasando por un necesario proceso de introspección, es curioso es que aquello que hoy correcta o incorrectamente llamamos sostenibilidad, es la mejor manera que hemos encontrado como sociedad de agrupar una serie de principios que nos ayudarán en el siguiente paso a nuestra supervivencia y evolución. Probablemente será necesario en un futuro cercano definirla mejor, acotarla, subcategorizarla, pero personalmente creo que es inminente.
Cuando intento hablar sobre el rol que tiene la sostenibilidad en mi día a día, y cómo la vivo, honestamente entro en conflicto. Porque he llegado a entender que es un proceso constante de compromiso, conciencia, aprendizaje y mejora, en el que siempre se puede hacer más. Hay mucha culpa, mucha prueba y error, y mucha planeación e intento de cambio de hábitos. Pero la contradicción es más interesante cuando la pienso a través de mi rol como publicista. ¿Cómo llevar ese mágico mundo de las marcas, de formas y colores, y de jingles, al terreno de la verdadera sostenibilidad? Ahí está el reto y el compromiso real. Que solo llega después de entender que más no es necesariamente mejor, que brillante no es luminoso y que en realidad lo que llamábamos mañana, ya es hoy.
Cuando nacieron mis hijos, decidimos buscar una escuela alternativa dónde el eje de la educación fuera el desarrollo de los valores como individuo y el respeto hacia los demás en todas las áreas. Para nosotros era importante que la escuela se centrara más en desarrollar la empatía, el respeto por el medio, a saber expresar las emociones pero sobre todo a entenderlas más que aprender a memorizar contenidos. Creemos que la educación es la base para que la sociedad evolucione hacia valores como el respeto, justicia social, solidaridad, la inclusión... y por ese motivo era crucial la elección. Por poneros varios ejemplos, de vez en cuando, salen al parque que está al lado del colegio para recoger todo el plástico que hay en el suelo y poder reciclarlo. Desde bien pequeños, cada semana se asignan varios alumnos de la clase para cuidar un pequeño huerto y fomentar su responsabilidad como individuos y como equipo. Además, cada día, en los primeros 30 minutos de clase, los dedican a sentarse en el suelo, en círculo, para expresar lo que les preocupa y hacen como una terapia de grupo.Es importante enseñarles lo máximo posible a ver tras los ojos de los demás, a saber detener el tiempo para saber escucharse y reconocer que están sintiendo, a ser conscientes de lo que sienten y poder expresarlo. Creemos que es el camino para desarrollar una buena autoestima, sólida y fuerte en la que luego puedas seguir construyendo un mundo mejor. Es importante que puedan seguir creyendo en sus ideales y puedan defenderlos ante los demás. Que tengan herramientas para que nadie les pueda silenciar su voz. Por ese motivo nos sentimos orgullosos de no haber escogido una escuela que se centrara en las notas académicas sino que su eje central fuera cómo ser mejor persona. La educación, es sin duda, la llave para un mundo más justo.
Decisiones sustentables.Llevaba unos 9 años y medio viviendo en Miami con mi familia. Era la última etapa de nuestra vida en USA y en ese momento era director creativo para el mercado Hispano y algunos proyectos de mercado general. Un trabajo y una posición de la que sigo orgulloso y agradecido de quienes me dieron la oportunidad. Una vida de esas que cualquier creativo quisiera tener. Viajes a NYC, comidas en los mejores restaurantes, fiestas en barco y todo eso. Pero ya no tenía 25 años, mi rutina era desgastante y para nada sustentable. Llegaba de noche con mis hijos durmiendo y me iba bien temprano con mis hijos durmiendo. Era muy habitual trabajar sábados y domingos y hasta recuerdo un año nuevo presentando ideas siempre urgentes. Mientras tanto en Argentina mi padre se había enfermado, mis hijos no tenían mucho papá y mi mujer, poco marido. Yo tampoco tenía mucho de mí, me había convertido en un instrumento más, muy bien pagado, pero sabía y sentía que no iba a poder sostener esa vida por mucho tiempo. Hablando de sostenibilidad, los míos eran días de consumir antiácidos a toda hora y ya había incorporado al café y las energy drinks como nuevos vicios a mi lista. Cada vez me alejaba más de las cosas que me llenaban de entusiasmo para seguir en mi carrera de creativo, una que ya llevaba más de 20 años. En ese momento de mi vida, me hice una pregunta que lo iba a cambiar todo; ¿Cuánto vale mi vida? La respuesta nos llevó a tomar la decisión y en cuestión de unos meses nos volvimos a Argentina. Pero esta vez, no sería a Buenos Aires, en cambio decidimos tomarnos un tiempo para elegir el lugar. Elegimos la provincia de Córdoba y dentro de Córdoba, un pequeño pueblo de 10 mil habitantes llamado La Cumbre. Hoy vivimos a 6 km del centro pueblo, en medio de las sierras con mi mujer y mis tres hijos, con una internet más que digna para seguir trabajando y esta vez, desde casa y desde mucho antes del COVID-19. Poco tiempo después de llegar, conocí a Xavier Rubio y al poco tiempo de conocerlo, ya estábamos hablando de ser una compañía sustentable, casualmente. ¿Cuánto vale la vida que tengo ahora? Imposible ponerle un precio cuando vivo de mi profesión integrada a mi vida y a mis roles. No sé cuánto vale, porque sería injusto ponerle un precio, pero al año de vivir aquí, me crucé con una noticia sobre una obra de David Hockney, una pintura que fue vendida en 90 millones de USD. Yo soy el de la derecha, en casa, en La Cumbre. Ahora que llevo 3 años trabajando para Old Surfer en temas de sostenibilidad para las marcas, me pregunto otra cosa: ¿cuánto vale una marca que decidió un camino de sustentabilidad? No sé cuánto, pero el futuro es de esas marcas.
Con más de diez años en la industria publicitaria, no fue hasta ahora que entendí de forma más consciente la gran responsabilidad que tenemos en nuestras manos al manejar las campañas de diferentes marcas. Cómo los mensajes que finalmente salen al aire generan un impacto en la sociedad, y a veces generan nuevas formas de pensar y de actuar. Y, ¿qué cambió en mi vida en estos diez años? Que apenas hace poco me convertí en mamá y entendí lo importante que es lo que uno hace para sus hijos, cómo influye cada una de nuestras acciones en ellos, desde que los concibes, en el embarazo y cuando comienzan a crecer y ser mas conscientes de ellos mismos; particularmente me enfoqué en cómo alimentaba a mi bebé, no solo el alimento emocional sino su alimentación en general, por lo que me di a la tarea de investigar, y me di cuenta que hay muchas opciones, puedes optar por una alimentación tradicional o una alimentación consciente, una alimentación donde te cuidas a ti y cuidas el planeta, dónde comienzas a tener una cocina sostenible, donde regresas a los básicos, y donde puedes darle lo más puro y natural a tu familia. Y además no solo es una cuestión de alimentación, es una cuestión de cambio de hábitos que hoy más que nunca es importante evolucionar, y sobre todo poder poner nuestro granito de arena empezando por nosotros mismos, y dejar a nuestros hijos un mundo mejor, enfocarnos en qué mensajes les damos no solo verbales, sino los más poderosos que son con el ejemplo.
Y así, como tengo mi carrera de publicista y he llevado grandes y transformadores mensajes a través de las marcas, hoy lo hago a través de mí, siendo un agente de cambio y formando ahora un nuevo ser humano lleno de amor, consciencia y empatía, por él, por los que lo rodean y por el planeta que habita.